Ser amigable es la puerta del éxito - Justine Schmidlin

La personalidad de Justine contrasta con el carácter serio que se suele asociar a la gente de Suiza, de donde son sus papás, aunque la disciplina europea es algo que sí lleva consigo y que le ha servido para ir creciendo en el deporte. Justine nació en Costa Rica y creció en Hone Creek de Talamanca, en medio de las bellezas naturales del Caribe Sur.
Hace pocos años se trasladó a vivir a San José por la Universidad. Cuando entró a la U vivía sola, pero ahora comparte casa con su hermana menor, Eva María. “A mí me costó mucho al principio vivir con ella”, dice entre risas. Eso sí, siempre han tenido una relación cercana, tanto que Eva María también practica karate y está dando sus primeras armas en el club de la UCR.
Al entrar a la U, Justine no sabía qué iba a estudiar. Por consejo de un amigo comenzó la carrera de filología clásica. Sin embargo, más adelante decidió que lo suyo era algo que estuviera más relacionado con el deporte y por eso entró también a terapia física. “A futuro me veo más en terapia física, pero igual voy a terminar filología, es una carrera que me gustó y que me ayuda a tener un panorama más amplio”.
Hoy debe compartir el tiempo entre sus dos carreras y los entrenamientos, pero igual trata de tener espacio para la recreación. Por ejemplo, ya está planeando su próxima visita al cine. También le gusta la música, “de cualquier tipo menos rancheras, y sobre todo música bailable”, dice.
Sobre su familia y su infancia, Justine comenta que “era tradición ir los fines de semana a Cahuita a comerse un rice and beans y después caminar por el parque”. Otra de las cosas que le gusta hacer allá es, por supuesto, ir a la playa. La familia también solía dividir el tiempo entre Costa Rica y Suiza, adonde viajaban cada año.
Aquella rutina comenzó a cambiar cuando inició en el karate y debía sacar tiempo para entrenar. A este deporte llegó luego de descartar otras opciones como el surf o el fútbol, y fue sobre todo por su ánimo de socializar. “El entrenador venía todos los fines de semana a Limón, y todos mis amigos se metieron a karate, entonces yo también me quise meter”.

El equipo de la U y la selección nacional le han dado muchas alegrías, pero lo que más destaca Justine es que ha ido encontrando grandes amigos, algo que según confiesa, no le cuesta mucho. “Yo soy una bombeta, yo llego y le hablo a todo el mundo. Uno puede hacer amigos en cualquier parte del mundo, solo hay que tener el toque”.
Por: Alejandro Portilla Navarro.
Fotos: Cortesía de Justine Schmidlin.
Conocí a Justine y su familia hace ya muchos años. Ella era muy pequeña y muy sociable y atrevida. Veo que con el paso de los años continúa con el mismo espíritu. Le deseo toda clase de éxitos.
ResponderBorrarConocí a Justine y su familia hace ya muchos años. Ella era muy pequeña y muy sociable y atrevida. Veo que con el paso de los años continúa con el mismo espíritu. Le deseo toda clase de éxitos.
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