Angélica Barboza: Jugando, creciendo y aprendiendo
Aventurera y soñadora, pero a su vez
centrada y esforzada, así es Angélica Barboza Murillo, quien a través de estas
y muchas otras cualidades, ha logrado llegar a su cuarto año de carrera
universitaria, siempre llevando de la mano su desarrollo deportivo en el equipo
de fútbol de la Universidad de Costa Rica.
A sus 22 años se describe como una
persona sensible, cariñosa y dedicada, aunque al principio puede ser un poco
tímida y reservada, al entrar en confianza su personalidad extrovertida sale a
la luz.
Nana, una de las mascotas de Angélica |
Angélica siempre fue la niña de la
casa y aunque sus hermanos siempre la cuidaban, también la llevaron a meterse
en varias tortas y travesuras, ya que eran unos niños muy
inquietos
“Cerca de la escuela habían muchos
bejucos, nosotros íbamos, nos agarrábamos, nos balanceabamos, hasta que se
rompía el bejuco y nos llevábamos unos bombazos… luego ibamos y nos lavabamos
en una pila de la escuela. Llegábamos todos mojados a clase y en invierno no se
secaba entonces también llegabamos mojados a la casa… mi mamá tenía que hacer
milagros con el uniforme que tenía manchas de barro por todo lado… el zacate
resbalaba y con los zapatos jugabamos que eran patines y nos íbamos
rodando. Ahí rompí mi primer par de zapatos… era muy divertido. Me jale
muchas tortas pero yo siento que fue una infancia muy bonita” Nos cuenta Angélica,
mientras se ríe al recordar tan bellos momentos.
La etapa del colegio no quedó exenta
de sus travesuras ni de accidentes
“Quebré muchas cosas. Era exagerado.
Quebré tubos, vasos, platos, espejos, botellas, era un poco torpe. ...Una
vez estábamos exponiendo y yo estaba inquieta porque me daba miedo exponer
entonces me volví y le pegué un codazo al vaso del profe que tenía en el
escritorio y se cayó y se quebró... él se me quedó viendo y después me
contó que ese vaso fue el primer regalo del día del padre que le había regalado
su hija menor”
Finalmente llegó el momento de entrar
a la universidad, y como muchos otros jóvenes ella no sabía qué estudiar ya que
sentía afinidad por muchas áreas. Luego de darse un año sabático y sacar
generales en la UNED, decidió entrar a educación matemática pero se le pasó la
prueba específica: “...entonces pensé: voy a entrar a primaria porque es
igual, es educación y luego me cambio. Pero entré a la carrera, estuve un
semestre y me enamoró. La carrera me atrapó. Es como una enredadera que se
instaló alrededor de mi corazón”
Las experiencias de otros
profesionales en el área, terminaron por convencerla de que esta era la carrera
que quería ejercer por muchos años más.
“Un profesor de la U llevó a
otros docentes para que nos contaran sus experiencias. A mí me enamoró las
historias que nos contaban. Me imaginaba dando clases y jalándome algunas
tortas, que estoy segura que me las voy a seguir jalando. Me imaginaba viendo y
enseñándole a tantos niños”
Pero no todo fue felicidad. Angélica
es una joven muy hogareña y continuar viviendo con su familia al entrar a la
universidad, fue un arma de doble filo, porque si bien disfrutaba del cariño de
sus seres queridos, el desgaste físico y mental por viajar le pasaban la factura,
sin embargo Angélica no se dio por vencida, y tras mucho esfuerzo y constancia
logró salir adelante tanto en el deporte como en el estudio.
Aparte de ser una gran estudiante y
deportista, Angélica también es una chica con gustos muy particulares. Le gusta
leer sobre fantasía, misterio e incluso historias sobre secuestros o temas
similares. También le gustan las series animadas, de anime o de comedia, como
la serie Friends. A nivel musical le encanta el rock, el pop, la música
tropical y la música clásica. Revela que para ella escuchar los violines, las
violas y los chelos en las orquestas es simplemente hermoso.
Esta joven es amante del frío y por
tal razón le gustan mucho los colores blanco y azul, ya que le generan paz y le
dan un toque de frescura. A nivel general prefiere los colores sobrios. Además
nos confiesa que su comida favorita es el pinto con huevo picado y plátano y
que entre sus actividades favoritas está pasar tiempo con su familia. Gracias a
la cuarentena ha podido disfrutar de su compañía en los últimos meses: “a
veces jugamos, nos ponemos a contar anécdotas, hablar, ver tele, hacerle muecas
a mi sobrino”
Angélica ha disfrutado mucho su etapa
universitaria y ha intentado aprovechar al máximo todas las oportunidades que
la Universidad ofrece, tanto en lo académico, lo deportivo y la parte
recreativa y cultural. Con el pasar de los años, la organización y la
disciplina han sido fundamentales para poder rendir de la mejor manera en el
equipo de fútbol y en su carrera, ya que en algunas ocasiones los horarios
chocaban y debía salir corriendo de la clase para llegar aunque fuera a los
últimos diez minutos del entrenamiento. Angélica es una joven muy comprometida
y con gran coraje. Actualmente está muy cerca de su graduación, solo le
falta hacer su práctica profesional.
“No me arrepiento de haberla escogido.
Si en algún momento tuviera que elegir de nuevo, estoy segura de que lo
volvería a hacer. Amé estudiar educación primaria y me llegó a lo más profundo
del corazón”
Angélica, al igual que muchos otros,
está esperando que termine este confinamiento para salir y poder ejercer lo que
tanto ha soñado. Salir y poder enseñar a esos niños y niñas que serán el futuro
del país.
Realizado por: Jimena González Aguilar.
Fotografías proporcionadas por: Angélica Barboza
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