FÚTBOL SALA MASCULINO: Creatividad que brilla en el deporte, el diseño y la vida
Rizos largos y negros que caen al lado de su cara, ojos angostos y alargados y una sonrisa tímida, pero amigable, caracterizan a “Chino”, bueno, a David Meléndez, pero pocos lo conocen por su nombre completo. A sus 23 años, David lleva casi su vida entera siendo aficionado del fútbol, pues dicen que desde bebé disfrutaba de jugar con un balón.
Proveniente de Guadalupe de San José, forma parte de una familia de cuatro: sus padres, hermano menor de 7 años, Isaac, y él. Sus padres, a pesar de tener un hijo a una joven edad, siempre se preocuparon para que no le faltara nada creciendo. Su padre es muy trabajador y su madre, aparte de compartir esa cualidad con su padre, es muy ordenada y quien lo aconseja cuando lo necesita. Juntos, como familia, han sido capaces de sobrellevar adversidades que han impactado su vida como lo fue las pérdidas espontáneas que tuvo su madre durante el embarazo, pero gracias a su fe en Dios, lograron transformar la tristeza en energía y motivación para seguir adelante. Por eso, sus padres han sido un gran ejemplo en su vida y los admira mucho.
El fútbol ha sido parte de su vida desde corta edad. A los 11 años formó parte del equipo de Saprissa, además de integrar el equipo de Heredia y por último, Brujas, del cual se salió a los 16 años por dificultad de combinar el estudio y el deporte. Gracias a esta decisión, logró superar sus notas que eventualmente lo llevó a ingresar a la UCR.
Hoy día, tras las vueltas y nuevos caminos que brinda la vida, forma parte del equipo de fútbol sala donde encontró a quienes se sienten como su segunda familia. Además, gracias a la fuerte unión de equipo y los buenos líderes positivos, pudo coronarse campeón, junto con sus compañeros, de la división de Primer A, el cual les dio el pase a la Liga Premier.
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