Harón Ramírez: Forjamiento encomiable del regate en el terreno de la vida






















Por: Emilio Martin R.
(martincrib@rocketmail.com)

Hijo, hermano, pedagogo del deporte y la recreación, estudiante y figura del fútbol sala UCR, Harón Ramírez Chaves domina con maestría el aliento futbolístico que lo acompaña desde su niñez y que llegó a convertirse en parte de su proyecto de vida. El estudiante de Ciencias del Movimiento Humano (CIMOHU), se describe a sí mismo como una persona muy alegre que intenta compartir esa alegría a las personas que lo rodean, una persona que ama lo que estudia, una persona que siempre está dispuesto a ayudar en lo que pueda y más si es alguien a quien aprecia. 

Su familia es una familia común y tradicional de Pacayas de Alvarado provincia de Cartago. Son cinco en la casa, el papá Gerardo, la mamá Carmen, el hermano José,  la hermana Sara y el protagonista de esta historia. Todos ellos son una familia muy unida, creyente,  una familia que ha pasado momentos difíciles pero que de la mano de Dios y la ayuda de muchas personas, se han hecho de una sustancial valentía y coraje que les ha dado el mérito de ganar terreno en el camino de la vida.


Doña Carmen es ama de casa,  Harón la describe como una mujer fuerte, que le ha dado grandes lecciones de vida. Sara, su hermana menor es la niña de sus ojos, la que pone una sonrisa en su rostro cuando llega a casa luego de esos días tan largos en la universidad. José, su hermano mayor es Ingeniero mecánico graduado de la UCR y es quien más lo aconseja y el mayor participe de que se encuentre estudiando en la universidad, es uno de sus ejemplos a seguir. Su padre, don Gerardo, es esa persona que le ha enseño a patear una bola,  a no darse nunca por vencido, a confiar en que todo va a salir perfecto cuando las cosas se tornan complicadas, Harón aspira a ser al menos la mitad de lo que él es. 
Ellos son los cuatro motores que impulsan y motivan a este joven a ser una mejor persona cada día. 

La ruta académica del atleta, galopa a buen paso, solamente un cuanto atrasada por culpa de una lesión que se ganó con el equipo. Él destaca como una experiencia divertida y sensacional de CIMOHU, el recuerdo de montar una obra de teatro de temática de navideña para un curso, donde hizo de duende en una comedia de navidad asociada a temas del diario vivir en las Instalaciones Deportivas y personajes relacionados a la carrera como profesores. Con temor, creyó que no iba a salir bien, pero a la hora presentarla fue todo un éxito.

En su tercer año de carrera, la universidad representa mucho crecimiento como persona y como futuro profesional, muchas amistades, nuevas experiencias, mucho sacrificio pero sobre todo muchos buenos momentos. Harón destaca como parte de su vida en la universidad, la vivencia en JUDUCA 2018, primordialmente porque esta ha sido una de las experiencias que más lo ha marcado ya que siempre había querido salir al exterior a jugar y representar al país. Él recuerda que todos los partidos fueron difíciles y que las lesiones afectaron mucho al conjunto durante su paso en el torneo, pero la unión de grupo que tenían, benefició potencialmente a afrontar la competencia junto con el hambre de victoria. El deportista narra la histórica hazaña que les hizo valerse con el título de la justa: “Faltando 10 segundos nos pitan una falta a favor,  la cobramos y gracias a Dios pude darle por dentro y conseguimos la medalla de oro, sin lugar a dudas creo que es el título que más he disfrutado”.

El capítulo de las personas destacadas en su vida se caracteriza por una larga lista de miembros. Primero que todo su familia, quienes son incondicionales en su vida, luego siguen sus amistades infantiles que siempre lo apoyan como Juan Ramírez (Pico), Leandro Camuzo (Cuba),  Jazmín Varela y Steff Leandro; y las que le otorgado su paso por la universidad como Deiby Robles, Aron Mata y madre Sil, quienes se han convertido en parte de su familia; también destaca a dos chicas por encima, Jackeline y Alejandra, a quienes afirma que no sabría qué sería de su vida universitaria si no las hubiera conocido, pues ellas siempre están disponibles para apoyarlo y ayudarlo. Para finalizar no puede faltar la mención de su equipo del corazón, él resalta con especial esencia a sus colegas Daniel (“el Chef”) y David (“Chino”),  que “son esas personas que el deporte te da como amistades y se convierten en hermanos”.

A sus 23 años, el joven zaguero admite ser un hombre muy competitivo al que no le agrada perder en nada y también una persona dispuesta a luchar por alcanzar sus metas.  Por ende, aspira a seguir en el equipo, concluir su bachillerato,  pero antes de esto disfrutar el tiempo que le queda en la universidad. Como parte de sus metas a futuro plantea realizarse como profesor de educación física,  conseguir un trabajo estable y continuar disfrutar haciendo lo que ama. También desea ayudar a sus padres e intentar devolverles aunque sea un poco de todo lo que me han dado. Por otra quisiera formar una escuela de fútbol sala en Pacayas para impulsar e influenciar a los más pequeños en  el deporte que endulza su vida. 

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